viernes, 5 de abril de 2013

Se les acaba el chollo.


En el mundo del cine y el teatro, todos saben que Agedi, la entidad que preside Pilar Bardem, es un excelente negocio. Las cifras de recaudación asombran, los sueldos, complementos y otras prebendas marean y la opacidad de la gestión y la administración es completa. Lástima que Pilar Bardem, mujer muy inteligente y constructiva, no haya destinado una cantidad razonable a La Casa del Actor, iniciativa que, gratis total, lleva adelante Julia Trujillo.
El ministro de educación cultura y deporte, José Ignacio Wert ha decidido cortar por lo sano. No se puede imponer a los bares de España, por ejemplo, un impuesto alrededor de los 100 euros por disponer de un televisor, con el pretexto de que actores, directores y dobladores de las películas que se exhiben tienen derecho a una remuneración. En los bares, la gente no ve películas sino fútbol y otros deportes y lo que Agedi obliga a pagar es, en definitiva, un impuesto revolucionario.
Wert prepara una ley para terminar con los abusos y a Bardem y a sus colaboradores de Agedi no les llega la camisa al cuerpo. Los objetivos de la sociedad son dignos de elogio y apoyo, pero en el mundo artístico hay práctica unanimidad al considerar que falta transparencia en la administración de Agedi y que es necesario dejar claras todas las cuentas. La sombra de lo que ocurrió en la SGAE planea sobre Agedi y Pilar Bardem está en la obligación de explicarlo todo de forma transparente.

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